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El cambio no se gestiona, se sueña

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SabinasEl gran Drucker, en uno de sus aforismos de gurú, dijo que “el cambio no se gestiona, se lidera”. El propio autor se desdice un tanto cuando afirma que “la cultura se come a la estrategia para el desayuno”. Esta visto que los gurús tienen frases para todo.

Por lo tanto, no está tan claro que el cambio se pueda liderar, en el sentido en que solemos entender la palabra liderar. Se puede acompañar, documentar, facilitar, alimentar. Se pueden abrir puertas por si quiere usarlas y limpiar estancias para que las encuentre más acogedoras. O, más frecuentemente, se puede usar un enfoque paradójico, oponiendo una resistencia que deseen vencer, como cuando se le dice a alguien “apuesto a que no eres capaz de hacer esto”.

Tal como suele recordar Genís Roca -se lo mencionaré hoy en la comida- los ocho pasos de Kotter para el cambio siguen siendo de aplicación. Quizá recordéis que el primer paso es: “crea un sentido de urgencia”. Pues os diré algo, si se ha creado un sentido de urgencia acerca de la necesidad del cambio, ya tienes la mitad del camino andado.

Tengo la sospecha de que cada uno de los pasos para el cambio cuesta menos que el anterior y que, a partir de cierto punto, el movimiento se acelera y sólo se puede surfear la ola, con cuidado de no sufrir demasiados revolcones. El gráfico que adjunto me parece una representación más o menos realista de lo que pasa en los procesos de cambio.

Cambio Kotter

Provocar un cambio es muy difícil, entre otras razones, porque es muy difícil conseguir el primer paso. No basta con ser una persona ilusionada, decidida, formada y tenaz para conseguir crear el sentido de urgencia. Se deben alinear los astros.

Si hago balance de los proyectos de cambio en que me he metido, yo diría que son de tres tipos:

  • Fáciles: mucha gente apoya el cambio, por lo que el proceso consiste básicamente en encauzar el entusiasmo y velar por los riesgos colaterales que puedan surgir.
  • Difíciles: hay una fuerte resistencia, por lo que se precisa un fuerte liderazgo y, en términos de Kotter, una poderosa coalición de apoyo. Para hacer esta tortilla, hay que romper huevos.
  • Imposibles: cualquier cantidad de esfuerzo que se invierta no conseguirá que el cambio se produzca. Es importante detectarlo a tiempo y concentrar las energías en otro proyecto.

Para escribir mi libro “Intraemprendizaje Público“, tuve ocasión de hablar con personas que estaban tratando de provocar el cambio desde el interior de sus instituciones. En más de un caso, sus historias fueron relatos de frustración y desesperanza. Personas con la visión, la energía y la capacidad para innovar desde el interior, pero inmersos en una cultura que aplasta a quien destaca. A todas ellas, mi más sincera admiración y todo mi ánimo. De las personas emprendedoras depende que suceda el cambio.

En todo caso, ningún esfuerzo es totalmente en vano. Como dijo una vez Manuel Castells

“La utopía es una realidad en la medida en que su encarnación en los sueños y proyectos de las personas actúa sobre la realidad, aunque no se traduzca en programas de gobierno. En definitiva, las utopías llevan al poder para ser traicionadas. El poso de la historia es cuánto queda de cambio y progreso al final de esa traición”.

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